Sorpresiva extinción del CRESUR evidencia desinterés por la educación en Chiapas y desata incertidumbre en extrabajadores y exestudiantes

A una semana de la publicación del decreto 218 emitido el miércoles 9 de agosto del presente año por el Congreso del Estado de Chiapas que extingue al Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa (CRESUR), no se ha entablado comunicación oficial alguna para explicar directamente a extrabajadores y exestudiantes los mecanismos y las rutas para cumplir con los compromisos vigentes.

La oferta educativa del CRESUR, Institución de Educación Superior ubicada en el municipio de Comitán de Domínguez, consistía en formación continua, posgrados, foros y múltiples actividades relacionadas con esos ámbitos. Hasta antes de su extinción, el CRESUR contaba en su matrícula a docentes de otros estados del país y de otros países del continente.

Sin previo aviso ni estrategia alguna para hacer frente a los compromisos contraídos, extrabajadores y exestudiantes han quedado sumidos en la incertidumbre, a pesar de que el decreto de extinción establece que se cumplirán las obligaciones con pleno respeto a sus derechos, los cuales han quedado vulnerados por la pasividad e inacción de las autoridades educativas, alimentando con ello la percepción de que en Chiapas la educación no es prioritaria y que obedece a opacos intereses alejados de los nobles fines que con ella se persiguen.

El daño ha ido más allá de perder una fuente de trabajo y perder un espacio dónde estudiar. Cada trabajador representa una familia y cada estudiante un voto de confianza otorgado a la extinta institución para alcanzar sus metas y aspiraciones profesionales.

En suma, la afectación trasciende lo laboral y lo escolar. Golpea económica, moral y emocionalmente a las familias de los involucrados. Daña la vida, la razón de ser y estar de quienes son víctimas de la indiferencia del estado chiapaneco, cuyos representantes han convertido su discurso educativo en letra muerta.